Una buena alimentación es la base para una buena salud. Si hay una carencia de cualquier nutriente, nuestro cuerpo no podrá funcionar adecuadamente.
Entre los órganos más sensibles a una alimentación inadecuada está el cerebro. Cada vez hay más estudios que relacionan determinados nutrientes con su funcionamiento.
Para empezar, tenemos que hacer mención a la
hidratación. El agua es el componente más abundante del cuerpo, por lo tanto es vital una ingesta abundante de manera diaria. De media una persona tendría que
beber cada día entre 6-8 vasos de líquidos.
Vemos qué otros
consejos sencillos pueden mejorar nuestra alimentación:
- Desayunar cada mañana antes de iniciar la jornada escolar.
- Comer regularmente a lo largo de todo el día (entre 4-5 comidas diarias).
- Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición.
- ¿Qué tenemos que tomar diariamente?
- Alimentos vegetales como fruta, verdura, legumbres y fruta seca.
- Pan y derivados de los cereales como la pasta, arroz y productos integrales.
- Productos lácteos como la leche, yogures y quesos.
- Incluir pescado azul en nuestra dieta (aporta ácido graso Omega 3).
- ¿Qué tenemos que reducir o tomar con moderación?
- Carne roja, como parte de guisos y otras recetas.
- Huevos.
- Comidas y bebidas con alto contenido en azúcar como chocolate, refrescos, helados o productos de pastelería.
- El consumo de alcohol se tiene que ajustar a unos límites recomendados en función de la edad (ver ficha conductas de riesgo para más información).