Conductas saludables
Unos buenos hábitos de higiene nos permiten mantener una mejor salud física y facilitan la convivencia con los demás.
La piel es la barrera que impide el paso de los gérmenes a nuestro organismo y contribuye a la regulación de la temperatura corporal mediante la sudoración. Estos procesos, entre otros, provocan un olor desagradable y favorecen el desarrollo de gérmenes y enfermedades.
Es recomendable ducharse diariamente con agua y jabón, sobre todo en días calurosos o después de una práctica intensa de ejercicio físico. Prestaremos especial atención a las axilas, ingles, la zona genital y anal, las manos y los pies.
Las manos tendrían que ser lavadas con una mayor frecuencia puesto que pueden ser transportadoras de gérmenes y bacterias que pueden provocar conjuntivitis, herpes o infecciones estomacales, entre otros. Sería recomendable lavarlas antes de comer y después de ir al lavabo o de jugar al aire libre.
Además, tenemos que prestar atención a las uñas de manos y pies. Su cura incluye cortarlas periódicamente. De manera general, se aconseja recortar las uñas de las manos una vez por semana y las de los pies 1-2 veces al mes.
Por último, en relación a nuestra higiene bucal, un cuidado adecuado evita el mal aliento, la caries u otras infecciones. Los alimentos y bebidas dejan residuos que al fermentar favorecen la aparición de estos procesos.
Por norma, tendríamos que lavarnos los dientes después de cada comida durante 2-3 minutos con un cepillo adecuado. El uso de hilo dental o de un elixir bucal sería aconsejable para complementar nuestra higiene bucal.