Mi vida social
Habitualmente cada uno de nosotros mantenemos relaciones interpersonales con nuestra familia, amigos y otros conocidos. La sensación de éxito o fracaso en estas relaciones provoca que nos sintamos mejor o peor a nivel emocional. Debido a nuestra convivencia en sociedad, se hace casi imprescindible la interacción con otras personas, por ello la capacidad de la persona para relacionarse positivamente con los otros incidirá decisivamente en su éxito futuro, tanto en el ámbito personal como el laboral.
La adolescencia es un momento de prueba y entrenamiento de nuestras habilidades para relacionarnos con los demás. Nuestra sensibilidad social favorecerá o dificultará que tengamos una red social que nos cuide y valore.
Escogemos nuestros amig@s por multitud de razones; porque nos entienden, nos cuidan, comparten actividades u hobbies, etc. Pero si observamos con atención, la realidad es que nuestras amistades llevan a cabo una serie de conductas que provocan que nos sintamos cómod@s con ellos.
Te invitamos a que explores y pongas a prueba algunas estrategias sencillas, pero muy efectivas, para que los otros deseen pasar más tiempo contigo. En la ficha
habilidades sociales tienes un listado de conductas que favorecen la interacción con los otros y que aunque parezcan evidentes, a veces podemos olvidarnos o minimizar la importancia que tienen.
En la vida social nos encontramos también con dificultades en relación a la manera cómo son vividos y tratados los trastornos mentales. A menudo nos damos cuenta cómo generan un
estigma que se basa en la incomprensión, las falsas creencias y el temor, que nos hacen ver a una persona que sufre un trastorno mental como alguien diferente.